Finca La Rinconada
Por Karina Margarita Roblero Lopez
Tengo 33 años de edad y soy originaria de la colonia Nueva América, municipio de Huixtla, Chiapas. Nací en una familia productora de café, donde mis padres se encargaban de las labores correspondientes del campo, en este caso: siembra, poda, fertilización, despulpado y secado de café. Esta actividad, en ese entonces, no me parecía importante.
Foto: Karina Margarita Roblero Lopez revisando las cerezas de su cafeto.
A los 14 años de edad fue cuando me involucré en esta actividad, pero únicamente en la mano de obra del beneficio húmedo y secado del café. Lo hice sin prestarle el interés adecuado, solo como un apoyo a mis padres. Debido a que tenía que continuar con mis estudios, dejé de brindarles este apoyo y me trasladé a la ciudad de Tapachula para empezar una carrera universitaria de 5 años en la Universidad Autónoma de Chiapas, en la Facultad de Humanidades.
La decisión de estudiar ahí fue a raíz de cumplir uno de mis sueños: ser docente y estar frente a un grupo en zonas vulnerables. Actualmente, soy egresada de la universidad antes mencionada con la licenciatura en Pedagogía. En septiembre del 2016, inicié mi trabajo como docente en la Finca San Nicolás, municipio de Tapachula, ubicada sobre la carretera Nueva Alemania, más conocida como la Ruta del Café Zona Alta. Llegué a esta finca por medio de un programa de atención a niños migrantes y mexicanos, hijos de padres jornaleros agrícolas provenientes en su totalidad del país vecino de Guatemala.
La finalidad de este programa, en convenio con la finca cafetalera, es darle continuidad a la educación de los niños, salvaguardar la integridad de cada uno de ellos y no exponerlos a ningún riesgo. La mayoría de los padres traen a la finca a las familias completas con la finalidad de que el ingreso económico sea mayor, a diferencia de un solo ingreso. Sin embargo, esto no está permitido y está reglamentado internamente en la finca, quedando prohibido el trabajo de menores.
Como bien mencioné, mi labor como docente fue atender a los niños, brindándoles una educación de calidad, inclusión y equidad, basada en los lineamientos de la SEP. Ha sido una de las experiencias más bonitas en este andar, ya que me permitió abatir las deficiencias educativas en cuanto al nivel de aprendizaje con el que ingresaba cada niño y adolescente, lo cual me llenaba de satisfacción.
Otra de las razones es que, por medio de este trabajo, despertó en mí el interés por el tema del café. Conocí a personas comprometidas y responsables que se dedicaban al buen funcionamiento de la finca, quienes me compartieron en teoría lo que hacían posteriormente en la práctica. Ver desempeñar las labores del personal en diferentes áreas, aún más en temporada pico de cosecha, despertó mi interés por el café, al grado de ponerlo en práctica con la pequeña parcela de mis padres.
Mi perspectiva hacia este producto cambió. Empecé a ver lo valioso que hay más allá de un grano de café, desde la germinación de una semilla y el cuidado de la planta hasta llegar a la producción. También cambió la manera errónea que algunos productores tienen de consumir en taza un café de muy baja calidad, ofreciendo en venta el mejor café a un precio de mercado local.
Durante el tiempo que estuve en la finca, conocí al Ingeniero Nelson Antonio Jiménez Lucas, quien llegó a ocupar el cargo de coordinador de operaciones en beneficio húmedo y seco. En las charlas que teníamos a menudo, nos compartía las experiencias que había tenido con el café. Fue entonces cuando supe de la existencia de otros procesos que se le pueden dar al café con ciertos grados de fermentación, como el honey, el natural y el lavado.
A partir de las charlas y experiencias compartidas de ambos, y el anhelo de proyectos a futuro, nos fuimos uniendo. Actualmente, somos esposos y estamos trabajando con un mismo fin: recorrer nuestras parcelas, seleccionar semillas para nuestro vivero y renovar las parcelas que lo necesitan, tratando que las diferentes variedades se adapten a nuestra región y a nuestro suelo.
Una experiencia nueva fue la cosecha 23-24. Fue una labor distinta para mí, debido a que mi esposo tenía que procesar lotes de café con procesos que yo desconocía. A medida que la cosecha empezaba, me fue enseñando el trabajo que implica cada proceso del café, logrando obtener lotes de mayor calidad y lotes de cafés especiales como honey, natural y lavado.
Foto: Karina Margarita Roblero Lopez moviendo las semillas de café.
Uno de los factores que favorece la calidad de nuestro café es el clima frío, con una altura de 1700 a 1800 msnm correspondiente a la localidad Barrio La Rinconada, municipio de Amatenango de La Frontera, donde actualmente procesamos los lotes.
Con todo lo aprendido y con el conocimiento de ambos, nuestros planes a corto plazo incluyen nuestra marca de café tostado; a mediano plazo, participar en Taza de Excelencia; y a largo plazo, tostar café. Todo esto con el fin de continuar mejorando y aprendiendo en el ámbito del café.